Adiós
Portada del último número del diario MADRID

Adiós…

Editorial del director del periódico, Antonio Fontán, en la portada del último número publicado del diario MADRID, el 25 de noviembre de 1971. En esa misma portada se anunciaba la cancelación del periódico por parte del Ministerio de Información

Anteayer podíamos dar noticia de un hecho altamente favorable para la actual estructura empresarial del diario MADRID: la Audiencia Territorial devolvió los derechos políticos a las acciones del profesor Calvo Serer en la entidad propietaria del periódico, consolidando así la posición mayoritaria al actual presidente del Consejo de Administración de nuestro diario. Hoy, por el contrario, tenemos el penoso deber de informar a los lectores que una resolución del Ministerio de Información y Turismo cancela la inscripción del Madrid en el Registro de Empresas Periodísticas.

Desde septiembre de 1966, al amparo de la entonces joven y prometedora ley de Prensa, MADRID, bajo la presidencia de Rafael Calvo Serer, ha tratado de realizar la esforzada tarea profesional de dotar al país de un diario independiente, en la información y en la opinión, dentro de sus posibilidades técnicas y de las que ha permitido la coyuntura nacional. Colaborador de la tercera página desde aquel mismo septiembre y director del diario desde abril de 1967, he sido testigo y actor de este generoso empeño. Las principales vicisitudes y dificultades de estos años son de todos conocidas. De nuestros aciertos y de nuestros errores no soy yo el llamado a opinar, y menos en el momento presente. La historia de este capítulo de la vida periodística española contemporánea se escribirá en su día. En la urgencia de este adiós provisional a los lectores de MADRID, yo sólo quiero hacer ahora unas observaciones de carácter general y dar pública expresión al inolvidable recuerdo de una experiencia estimulante y a múltiples agradecimientos.

Gracias, en primer lugar, a la actual Redacción del MADRID: a los veteranos de los días fundacionales de Juan Pujol y a los más jóvenes periodistas que se han incorporado a MADRID en estos años. En las últimas difíciles semanas que con los modestos medios de la empresa, y en su callada e importante tarea, han realizado un trabajo bien hecho.

Gracias a los más de doscientos universitarios, intelectuales, escritores y expertos que en estos cinco años, de un modo especial desde la página 3, pero también desde otras secciones, como las de cultura, economía, educación, ciencia, región, reportajes, etcétera: junto con la Redacción, han dado a Madrid la imagen que hoy proyecta sobre la opinión pública de la capital y del país entero, con tan amplias repercusiones en la Prensa internacional y, en no pocas ocasiones, en los libros de historia contemporáneos y de análisis de la realidad española.

Gracias también a los otros trabajadores de MADRID, a los hombres del taller y a todo el personal de la casa, que con los modestos medios de la empresa han realizado un trabajo bien hecho.

Gracias, en fin, a los lectores que constituyen la razón de ser un periódico, y que en el caso de MADRID han sido con su interés y apoyo el principal acicate de nuestro trabajo diario.

Precisamente al servicio de estos lectores y el derecho que la misma ley les reconoce de saber quién edita su periódico y cuáles son las personas que lo rigen y la finalidad que persiguen se inició en nuestras páginas, en el pasado mes de octubre, la narración de los problemas internos de la empresa, que por causas, ajenas a nuestra voluntad no pudo proseguirse. Nadie, a mi entender, habría podido explicarlo mejor que el propio periódico, que es el principal interesado.

La resolución del Ministerio de Información y Turismo pone de relieve por sí misma un grave problema de carácter nacional. Presuntas irregidaridades de financiación y de titularidad de acciones, bajo fiduciarios, en F. A. C. E. S., de las que juzgarán en su día las instancias superiores a que se dirijan los recursos y acciones, irregularidades, repito, no advertidas por la misma Administración Pública, cuando en junio de 1969 resolvía inscribir con carácter definitivo al diario MADRID en el Registro de Empresas Periodísticas, dan lugar a una decisión, de momento irreversible, cuyas graves consecuencias de orden laboral y político son recogidas en los dos últimos párrafos de la propia nota oficial de la Dirección General de Prensa, que publicamos en la primera página de éste, por ahora, último número del diario MADRID.

Hay, sin duda, en el actual ordenamiento de la Prensa y en la misma ley y en su desarrollo algo incompleto o deficiente que requiere urgente consideración por parte de los altos órganos ejecutivos y de representación del país, y sobre lo que no podemos dejar de llamar la atención en estos momentos. El carácter ejecutivo de resoluciones que pueden legalmente revisarse conforme a nuestro ordenamiento jurídico puede generar perjuicios de difícil reparación no sólo a intereses legítimos de personas concretas trabajadores, periodistas, propietarios, sino a la opinión pública general del país, que no ganan nada, sino que indudablemente se empobrece con la desaparición, aunque sea provisional, de órganos nacionales de información y opinión.

Termino expresando la firme esperanza de que en su día, Madrid, el de estos cinco años podrá volver al encuentro de su público y, que los órganos responsables de los altos niveles ejecutivo y representativo del país acertarán a cubrir las deficiencias y lagunas en la legislación vigente, que dan ocasión a situaciones tan complejas y penosas como la que representa este último episodio de la historia del MADRID.

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