Un hombre justo

Palabras de Isaac Querub en el homenaje a Miguel Ángel Gozalo

Homenaje a Miguel Ángel Gozalo

Buenas tardes,

Queridos Maria Isabel, Ana, David, Sol, Pablo e Isabel.

Señoras y señores,

Honramos hoy la memoria de Miguel Ángel Gozalo, un hombre cuya vida ha dejado honda huella en todos nosotros –pues todos conocemos su trayectoria personal y profesional- pero especialmente en el seno de la comunidad judía en España.

Miguel Ángel pertenecía a esa generación, que como dijo Nasarre antes de morir, “descubrió las estrecheces y limitaciones de aquella España y quiso mejorarla con dos ideas como guía: la reconciliación, la superación de las «dos Españas enfrentadas»; y la apertura a Europa, cuyos primeros pasos de su integración ya se estaban produciendo.”

Me lo presento mi mentor Max Mazin, de bendita memoria, en su casa cuando yo era un estudiante en el ICADE. Ya entonces me indico que se trataba de un hombre de bien, de un periodista de primera y de un amigo de verdad del pueblo judío y de Israel.

Miguel Ángel Gozalo, hombre de profundas convicciones cristianas y conocedor de la historia de España, era un hombre comprometido con su familia, con España, con la libertad  y con la diversidad.

Fue un hombre bueno, culto, con espíritu crítico y valiente.

No dudó en participar en la fundación de la Asociacion de Amistad España-Israel en 1979 cuyo objetivo no era otro que trabajar a favor del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre los 2 países, cuando hablar de Israel o de los judíos en España era casi tabú, y que finalmente llegaron en 1986.

Cuando el Estado de Israel cumplió 50 años, Miguel Angel escribió:

“Porque si la historia de los judíos es compleja, estos 50 años del actual Estado de Israel, levantado sobre tres pilares – el sionismo de Herzl, la declaración del ministro inglés Balfour y el Holocausto de Hitler- resumen y concentran todas las abruptas dificultades que han jalonado el discurrir, entre risas y lágrimas, del llamado pueblo elegido.”

“Una sociedad que no será plena hasta que conquiste la paz: algo que, como dijo Bertrand Russell, no solo es mejor que la guerra, sino infinitamente más difícil.” (Israel, 50 años, 1998)

Conocedor de la Declaración Nostra Aetate, Miguel Ángel abogaba también por el respeto entre las diferentes creencias y culturas y defendía de verdad el dialogo judeo-cristiano.

Uno de los títulos más importantes con los que la tradición judía suele distinguir a un hombre es el de “justo”.

Y “justo “ tiene varias acepciones confundidas en la misma persona. Es “justo” aquel que es responsable, y valiente, y compasivo, y singular.

Miguel Ángel era, sobre todo, un hombre responsable.

En hebreo “Responsabilidad” se dice “AJARAYUT” cuya raíz etimológica es “AJER”, esto es, el otro, el prójimo.

En efecto, Miguel Ángel era consciente de la misión que tenía en esta vida y persiguió siempre la paz pensando siempre en el otro, en la alteridad.

Quizá su combate nos podría recordar al mito de Sísifo cuando arrastraba la piedra pero, en su caso, lo hacía  siempre animado por la esperanza, consciente de la dificultad.

Como periodista, Miguel Ángel siempre se mantuvo crítico pero constructivo, buscando siempre la verdad y la justicia a través de su trabajo.

Miguel Ángel nos deja un legado de valores cristianos humanistas y un compromiso incansable con la ética y la humanidad.

Hoy, mientras lamentamos su partida, también celebramos su vida y su impacto duradero en nuestro mundo.

Gracias, Miguel Ángel, por todo lo que nos has dado.

Tu memoria y tu legado perdurarán en nuestros corazones para siempre.

En la tradición judía, cuando muere una persona querida o cercana, decimos: “Baruj Dayan haEmet”, esto es “Bendito sea el juez de la verdad”.

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