Madrid, diario de la noche

Escrito en piedra (y acero)

El arquitecto Álvaro Ardura escribe en la edición conmemorativa publicada 50 años después de la orden de cierre al diario MADRID sobre el edificio de la calle Larra 14, historia construida del periodismo en España y de la arquitectura madrileña

La sede de la Fundación Diario Madrid es historia construida del periodismo en España y de la arquitectura madrileña. Larra 14 ha albergados varias redacciones, algunas de las más relevantes de cada momento histórico, y en ellas han intervenido algunos de los arquitectos más característicos de cada periodo.

El edificio original iba a servir de sede del semanario ilustrado Nuevo Mundo, en el que publicaron Unamuno y de Maeztu, y la revista mensual de viajes Por esos mundos, ambos fundados y dirigidos por el periodista y diputado José de Perojo. Para el proyecto contrató a Jesús Carrasco-Muñoz, uno de los arquitectos más prolíficos de principios del siglo XX, autor del hotel Reina Victoria, que ubicó la imprenta en la planta semisótano, la redacción y la gerencia en baja y primera, e incluso una vivienda para Perojo en segunda. Imitó para la fachada el gran arco rebajado de la Casa Thomas, del modernista Domenech y Montaner, y creó un espacio de trabajo diáfano, con estructura de acero, y bien iluminado, con una doble altura central con lucernario y entradas de luz por los extremos a través de patios. Desafortunadamente, Perojo no llegó a ver acabado su edificio, ya que falleció en su escaño del Congreso en 1908. En el número del Nuevo Mundo en el que se publicó la crónica de su funeral se incluía un reportaje, “La casa del Nuevo Mundo”, donde se exhibía con orgullo la moderna maquinaria de la imprenta y el luminoso espacio.

Tras la muerte de Perojo, Nuevo Mundo sufrió una escisión. En 1911, Mariano Zavala, uno de sus periodistas más destacados, fundó Mundo Gráfico, aunque acabarían reunificándose cuando ambas publicaciones acabasen bajo el control de Prensa Gráfica, del empresario papelero Nicolas María de Urgoiti. En 1917, tras un intento fallido de controlar el diario El Imparcial, de la familia Gasset, Urgoiti funda El Sol. Cuenta como principal inspirador intelectual con José Ortega y Gasset, que abandonó el diario de su familia para convertir El Sol en el principal diario renovador de la época. Para este lanzamiento se remodeló por primera vez Larra 14, ampliando un piso la crujía posterior con proyecto de Mendoza Ussía y Aragón Pradera, quien luego remodelaría también la redacción de Informaciones.

Apenas dos años después, Urgoiti se lanza a una nueva aventura, editar La Voz, un vespertino de carácter más popular que El Sol, al que pronto superará en tirada.  Para ello ampliará la segunda planta en 1920 también en su zona frontal, con un gran pórtico adintelado adelantado sobre la fachada original (a la que resta protagonismo) sobre la alineación de la calle. El proyecto se le encargó a Ruiz de Arcaute, autor del edificio de la Cámara de Comercio, y Pedro Muguruza, quien después ganará gran relevancia, primero por el Palacio de La Prensa (1924), y después como “arquitecto de cabecera de Franco”, al asumir tras la guerra la Dirección General de Arquitectura y ser procurador en las Cortes.

Las empresas editoriales de Urgoiti siguieron en expansión un tiempo. Fundó la editorial Calpe, la imprenta Tipográfica Renovación, que editaba los títulos de Calpe con la maquinaria de El Sol y La Voz, y la agencia de noticias Febus. Diversas crisis derivadas del precio del papel hicieron que dimitiera como director de Papelera Española (1925) pero siguió invirtiendo en ampliaciones de Larra 14. En 1926 modernizó los talleres de sótano con proyecto de Ignacio Mazeres, que también había firmado el de las Serrerías Belgas, y se realizó una ampliación parcial en tercera planta, proyectada por Sánchez Arcas, uno de los miembros más vanguardistas de la “generación del 25”.

En 1931, apena semanas antes de la proclamación de la República, Ortega publicó “El error Belenguer” en El Sol. Los accionistas monárquicos de Papelera Española, que eran mayoritarios destituyeron a Urgoiti, que acabaría fundando una nueva revista junto con Ortega, Crisol. De estas fechas hay noticia de otro proyecto para el edificio, de Arniches y Domínguez, también de la “generación del 125”, conocidos por el hipódromo de la Zarzuela realizado junto a Torroja, actuación de la que no se conserva más información. El Sol se siguió editando en Larra hasta el final de la guerra, cuando fue incautado por la Falange, que lo convertiría en la sede de su órgano Arriba, donde permanecería, compartiendo espacio con otros diarios como Marca, hasta 1963, cuando se trasladaría a una nueva sede, obra de Asís Cabrero. En esta época parece que se cubrió la doble altura central. Desde entonces y hasta 1985 el edificio permaneció abandonado.

En 1985, la Comunidad de Madrid remodeló Larra 14, ruinoso, antes de que pasara a ser propiedad de la Fundación. En línea con su época, la obra tenía un carácter postmoderno y se incluyeron “falsos históricos” como los vidrios coloreados y el recubrimiento de los pilares metálicos a modo de columnas octogonales. La actual reforma del edificio como “Casa del periodismo” ha buscado despojarle de todos los aditamentos superfluos y recuperar la planta diáfana de la imprenta, para volver a su espíritu original: un espacio moderno y luminoso.

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