Primero de los 16 artículos merecedores de que se incoaran expedientes sancionadores al diario Madrid, aparecido el 30 de enero de 1967, que además originó la interposición por el fiscal de una querella criminal y el procesamiento por el Tribunal de Orden Público de Miguel Ángel Aguilar una vez se declaró autor del texto.
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Diecieséis expedientes sancionadores
La voladura del edificio que acogía al diario Madrid, con la desoladora apariencia de un terremoto o un bombardeo -imagen que mereció la gloria póstuma de ser portada de periódicos de todo el mundo- se ha convertido, por su carga metafórica (vean cómo nos las gastamos aquí con la prensa levantisca) en la síntesis de aquella larga y desigual batalla de cinco años entre el tardofranquismo y unos predemócratas que todavía no tenían nombre. Pero eso pasó meses después, con el diario muerto y enterrado. Cuando conquistó su epitafio y desencadenó las necrológicas fue antes, el 25 de noviembre de 1971: el día del «ya no va más», se acabaron las bromas y el toreo de salón, después de un cierre anterior de cuatro meses y muchos expedientes y multas.
Los expedientes eran como las campanadas de un reloj, a la espera de la última y definitiva, y todo el mundo lo veía ven. Estos son los dieciséis artículos que fueron objeto de expediente.