El Diario Madrid, en sus últimos cinco años, de 1966 a 1971, que conocemos como el "Madrid independiente" representó una apasionante pugna por la libertad de expresión en la España no democrática de aquel momento. El diario ensayó en sus páginas una manifestación de crítica sana y constructiva por la recuperación de los modos y maneras de gobierno imperantes en Europa.
Desde sus editoriales, en la famosa "página tres", se abogó en esos cinco años por una adaptación reformista a los modelos de derechos y libertades de Occidente, en los que España suponía una excepción. Con la dirección de Antonio Fontán y la presidencia de Rafael Calvo Serer, emergió un notable grupo de periodistas y colaboradores con una voluntad común de transición y final de la dictadura.
Sus redactores, en una iniciativa sin precedentes, constituyeron en 1971 la Sociedad Civil de Redactores, en defensa de la calidad profesional y de la libertad de expresión.
Los derechos de asociación, una legislación de relaciones sociales, el reconocimiento del derecho de huelga, la integración en las instituciones europeas, la democratización de la Universidad, la libertad de empresa... , ninguno de los elementos de la arquitectura orgánica del régimen escapó al análisis crítico de aquella tribuna de pensamiento y de opinión.
Naturalmente, la oposición del gobierno se manifestó con la crudeza natural en sistemas alérgicos a la democracia. Se sucedieron las sanciones y las multas, hasta acabar finalmente con el cierre, declarado ilegal años más tarde por el Tribunal Supremo. Desde entonces, 1976, aquellos nombres se consagraron como baluartes de la defensa de las libertades y se anticiparon a lo que poco después sería "la transición" a la democracia constitucional.