En nombre del Patronato de la Fundación Diario Madrid y del Jurado del premio Rafael Calvo Serer de Periodismo y Comunicación he de agradecer a Vuestras Altezas Reales los Príncipes de Asturias el honor que nos hacen visitando nuestra casa y presidiendo este acto.
La presencia de los Príncipes entre nosotros en la mañana de hoy tiene una significación que trasciende el carácter meramente profesional y social de la entrega de una distinción periodística a una personalidad de nuestro oficio. Hoy se dan cita en nuestra casa el recuerdo del Madrid y de lo que significó en un determinado momento de la vida española, y el reconocimiento de lo que representa en el mundo de la comunicación en la vida pública de Portugal y de Europa Su Excelencia el Presidente Francisco Pinto Balsemão. Creador y realizador de periódicos y medios audiovisuales en su patria y en su lengua portuguesa, ha sido también, según consta ya en la historia, uno de los principales artífices de lo que yo, con su venia, llamaría la “transición”portuguesa hacia una verdadera recuperación de la democracia y a la consiguiente integración de su patria en las instituciones europeas.
Nuestro jurado ha tenido en cuenta principalmente la brillante trayectoria periodística y empresarial del Presidente Balsemão en el mundo de la comunicación. Pero no hemos podido dejar de contemplar, al mismo tiempo su obra política, así como su particular condición, tan entrañable para nosotros, de buen amigo de España.
En el año 2001, cuando se cumplían los treinta años del cierre de nuestro diario Madrid, por motivos políticos y decisión del gobierno de entonces, publicamos un volumen de trescientas páginas del que aún conservamos unos cuantos ejemplares.
En él, ciento cincuenta periodistas, políticos, escritores y otras relevantes personalidades de nuestra nación evocaban lo que para ellos y para muchos españoles había sido aquel diario Madrid. En la portada del libro, en diez palabras, definíamos lo que había querido ser y quizá fue nuestro periódico: “Una apuesta por la democracia y la integración en Europa”. Yo me atrevería a decir lo mismo o algo muy parecido de la obra profesional y política de Pinto Balsemão en su patria portuguesa tan fraternalmente querida por los españoles.
Un ilustre compañero nuestro de actividades periodísticas, académico de la Española, antiguo Director de El País y consejero delegado del grupo PRISA, Juan Luis Cebrián, buen conocedor del Presidente Pinto Balsemão, ha accedido a nuestra invitación de hablar ante ustedes de la persona y la obra de quien nos ha honrado aceptando unir su nombre a los profesionales distinguidos con los premios de periodismo y comunicación “Rafael Calvo Serer” creados por nuestra Fundación.
La Fundación Diario Madrid, que esta mañana tiene el agrado de recibirles en esta casa tan cargada de recuerdos de la prensa española, es la entidad continuadora de lo que fue nuestro periódico. Cerrados en noviembre de 1971 y privados del derecho de edición por la antes aludida disposición ministerial, más de diez años después –y con un cambio de régimen por medio – el Tribunal Supremo accedió a nuestros recursos, anuló la disposición que nos impedía publicar el diario e incluso condenó al Estado a una indemnización. Ésta, que resultaba manifiestamente insuficiente para reconstruir la empresa y volver a sacar el periódico a la calle, llegó por fin a nuestro poder casi veinte años después de aquel final. En ese tiempo, además, había cambiado tanto, técnica y económicamente, toda la industria de la prensa que resultaba imposible con nuestros cortos recursos volver a los quioscos. Lo que había sido la propiedad del Madrid es la dotación actual de nuestra Fundación del Patronato que yo, como antiguo Director, tengo la honra y la responsabilidad de encabezar, forman parte hasta veinte antiguos consejeros de la empresa y redactoras y redactores del periódico. Tenemos pocos medios, pero no nos faltan ideas y algo estamos haciendo en estos últimos años.
La casa del Madrid en que se celebra este acto tiene ya una historia de casi un siglo. Fue inaugurada en 1917 cuando se instaló en ella la redacción y los talleres del diario El Sol por iniciativa del industrial y financiero don Nicolás María de Urgoiti, presidente y alma de “La Papelera Española” y promotor del famoso periódico que tan poderosa influencia estaba llamado a ejercer. Con Urgoiti vino a esta casa el ilustre filósofo y escritor José Ortega y Gasset, el más notable pensador español del siglo XX, que supo también ser un excelente periodista como prueban sus artículos –firmados o sin firma– en las páginas del diario del que historiadores y comentaristas suelen decir que fue “el periódico de Ortega”. Tras Ortega y atraídos por su prestigio vinieron a colaborar en El Sol no pocos maestros universitarios e intelectuales españoles de significación liberal y orientación a la vez netamente hispana y modernizadora. Entre ellos, junto a los grandes del 98 –Azorín, Baroja, los hermanos Machado, Maeztu, De los Ríos– y otros de la generación siguiente como Madariaga, el ilustre médico e historiador Gregorio Marañón, en unión del cual pasaron a escribir en El Sol destacadas figuras de la ciencia y de la medicina y escritores de esa generación “post-noventayochista”, como Pérez de Ayala, Castro, etc.
Urgoiti y Ortega confiaron durante años la dirección del periódico a Manuel Aznar, un joven profesional que ya se había dado a conocer como corresponsal en tiempos de la Guerra Mundial y demostró ser un periodista “todo terreno”, llamado después a un largo recorrido político y profesional. En la historia de El Sol, que se editaba aquí destacan, como principales actores industriales, y profesionales del periódico: Urgoiti, Ortega y Aznar. Gentes de sus estirpes nos acompañan aquí hoy. Junto con El Sol se publicó aquí también el vespertino La Voz que alcanzaría mucha mayor circulación que su fraternal colega de la mañana, si bien con más audiencia en la calle y menos lugar en la historia.
Desaparecido El Sol al término de la guerra civil, el edificio, sus talleres y sus almacenes fueron destinados a funciones periodísticas, y se publicaron en esta casa periódicos de orientación oficial en cuyas páginas no faltaron –más bien al contrario– buenas plumas y no poco oficio.
Casi medio siglo después del año 36 el histórico edificio de la calle Larra fue adquirido por la sociedad editora del Madrid, cuando estaba bastante deteriorado y en precarias condiciones. Entre unos y otros gastos que resultaron indispensables para mantener en pié y conservar el inmueble, según datos que hemos podido reunir, parece que se hubo de invertir la indemnización que había llegado a los editores.
Tras el fallecimiento del que había sido Presidente del diario y animador de la época del que llamábamos“el Madrid independiente”, el profesor y político Rafael Calvo Serer, en virtud de su testamento se constituyó nuestra Fundación Diario Madrid, que hoy les recibe en esta casa, y que es la que otorga el Premio de Periodismo y Comunicación que hemos querido honrar con su nombre.
Hemos podido reunir un archivo de fotos de cierta entidad, procedente del que había sido el periódico republicano el Heraldo de Madrid, el de los Busquets, y de nuestro Madrid , y de los notables profesionales y colaboradores o redactores que formaban parte de él. En él se conservan, digitalizados ya, más de doscientos mil documentos gráficos que recogen prácticamente la vida de Madrid a lo largo del pasado siglo XX, además de las cosas de España y de todo el mundo: personalidades, artistas, el pulso de la ciudad, las modas de sucesivas épocas, los deportes, la política, los toros, más las calles de Madrid y el entorno humano y social de las gentes, los mercados, los barrios y las casas de unas generaciones anteriores a nosotros y las incesantes obras del viejo poblachón manchego convertido en capital de nación.
Una reciente exposición de un par de centenares de esos documentos gráficos, en este mismo salón en que estamos ahora, recibió en tres semanas unos treinta mil visitantes. Otras exposiciones gráficas periodísticas presentadas en este mismo lugar han disfrutado también de una numerosa asistencia. Hemos publicado, en colaboración con la Asociación de Periodistas Europeos, y bajo la dirección de nuestro compañero de Patronato Miguel Ángel Aguilar, media docena de libros entres los que destaca la serie de los Humoristas e ilustradores del Madrid, Anciones, Cerecedo, Chumy Chúmez y Moncho Goicoechea. Hemos colaborado con diversos Departamentos de las Facultades de Información y Comunicación de la Universidad Complutense, con la que tenemos suscrito un Convenio y con la de Navarra.
Hemos estudiado y diseñado un proyecto, que desearíamos que se llevara a cabo, de lo que debería ser ese Centro Internacional de Información que Madrid a diferencia de otras importantes capitales no tiene y que los periodistas de prensa y audiovisuales extranjeros que trabajan aquí, o que vienen a nuestra ciudad con ocasión de acontecimientos o novedades importantes, echan en falta. También nos hemos propuesto ofrecer nuestros locales y servicios para seminarios, coloquios y sesiones de trabajo de periodismo especializado, etc.
En estas y otras actividades que sería largo y tedioso de enumerar, han colaborado profesionalmente con nosotros varias docenas de periodistas, expertos, estudiantes y artistas de nuestra ciudad y de nuestro oficio.
No está en nuestro ánimo ni en nuestras posibilidades realizar nosotros solos estas y otras tareas semejantes, con nuestros propios y no muy cuantiosos medios. Pero con el nombre del diario Madrid y con nuestra independencia respecto de los actuales grupos mediáticos, o asociaciones profesionales o sindicatos, la Fundación ofrece así al mundo de la comunicación, tantas veces y tan legítimamente competitivo, y no siempre bien avenido, un lugar de encuentro que para todos habria de ser como su propia casa.
Los anteriores premios “Rafael Calvo Serer” del diario Madrid fueron otorgados a profesionales de prestigio por su trabajo en diversos medios de prensa, y hasta ahora todos españoles: Andrés Romero Rubio, periodista y destacado profesor de la Facultad de la Complutense; Manuel Fernández Areal, profesor también y creador de Facultades de Información en Canarias y en Galicia, que había dirigido diarios, revistas y cadenas de televisión; Ángel Arnedó, Director entonces de uno de los principales periódicos regionales de España y hoy importante directivo del grupo del grupo de comunicación Vocento; José Javier Uranga, periodista, historiador y poeta, que había estado treinta años al frente del Diario de Navarra y que escapó casi milagrosamente de un terrible atentado terrorista de ETA, en el que disparaban contra él y contra la libertad de información; Ricardo Estarriol, uno de los más notables corresponsales de periódicos españoles en el extranjero, que envió sus crónicas durante casi cuarenta años a La Vanguardia de Barcelona no sólo desde Centroeuropa, donde estaba habitualmente asentado, sino también desde la antigua URSS, toda la Europa oriental y el Extremo Oriente, en particular China, cuando este país era comunista de verdad; el veterano Carlos Sentís, que ha recorrido nuestro continente y todo el orbe como corresponsal especializado en política internacional y que ya en 1945 había sido testigo excepcional del final dela II Guerra Mundial, asistiendo el mismo día en que terminó la contienda a las grandes celebraciones en Berlín y en Londres. Y, finalmente, a Guillermo Luca de Tena, que desde hace mucho tiempo es llamado en la profesión “el hombre de ABC”, que ha dirigido su diario en las ediciones de Sevilla y de Madrid y hoy es, con justo título, Presidente de Honor del centenario periódico.
Con el de este año a S.E. el presidente Francisco Pinto Balsemão, hemos querido salir de nuestras fronteras nacionales y expresar esa vocación por la democracia y por la integración europea, cifrándolo en una distinguida personalidad del mundo de la comunicación y de la vida pública internacional.
No quería terminar estas palabras mías sin repetir nuestro agradecimiento a Sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias, cuya presidencia da particular relieve a este acto. Vuestra compañía, Serenísimos Señores, compromete a nuestra Fundación a seguir esforzándose, desde su modesto lugar en la vida profesional de la comunicación española, en el servicio a la democracia y a las libertades públicas que nuestro país ha recuperado bajo la inspiración y el amparo de la Corona.