En la primera planta del edificio Larra —situado en el número 14 de la calle madrileña con el mismo nombre; sede de distintos diarios desde su construcción en 1909— hay almacenadas 180.000 fotografías esperando ver la luz. Es el archivo del Heraldo de Madrid y de su heredero, el Diario Madrid, que empieza en los años veinte del siglo pasado y acaba en 1971, momento en el que el Ministerio de Información franquista da la orden de cerrarlo.
«No lo cerraron por ser contrario a Franco, porque no se podía. Lo cerraron por no ser, digamos, cariñoso y elogioso con Franco», dice Juan de Oñate, patrono de la fundación Diario Madrid. «Era un periódico maravilloso por cómo incluía la política en asuntos como los toros. Por ejemplo: una crónica taurina habla de cómo un torero llamado Juan Carlos Belmonte lidia con una ganadería llamada los Carreros, de cómo le da un estoconazo bajo a un Carrero. Era política: Carrero Blanco y el rey Juan Carlos. En un momento, el Diario Madrid recibe recibe la presión del régimen: u os venís al lado ‘bueno’ u os cerramos. Y, resumiendo mucho, prefieren que les cierren».
Otro ejemplo de cobertura poco elogiosa es la portada del día siguiente a una manifestación de apoyo a Franco, el 18 de diciembre de 1970. Mientras todos los diarios —ABC, Arriba, La Vanguardia, Informaciones— llevan una fotografía a página completa y titulares sobre cómo la «multitud» y el «pueblo» están con el dictador, Diario Madrid lleva una foto pequeña y titula «La manifestación de ayer».
En 1973, dos años después de cerrar el medio, el régimen voló por los aires el inmueble en el que se editaba. Estaba en la esquina de las calles General Pardiñas y Maldonado, en el barrio de Salamanca. «La sociedad de redactores del diario acaba heredando el edificio Larra», continúa De Oñate. Hasta 1963, el Larra acogió varias revistas (Nuevo Mundo, Por esos Mundos y La Esfera), el diario matutino El Sol, el vespertino La Voz, el órgano del régimen Arriba y el deportivo Marca.
Según explica el libro Larra 14 —un completísimo estudio sobre la historia del edificio elaborado por los arquitectos responsables de la última reforma, Álvaro Ardura, Berta Gámez y Javier Ruiz, y aún sin editar— cuando se fue el Marca cayó en desuso hasta que los dueños del Diario Madrid, ya cerrado, se hicieron con él. Entre medias también se interesó la Comunidad de Madrid, que buscaba un sitio para el Archivo Regional. Terminó llevándolo a la antigua fábrica de cervezas El Águila, en el barrio de Delicias.
Fotografías de incendios, obras, personajes…
«Al venirse a este edificio», continúa De Oñate, «se traen todo el archivo. Son fotografías tomadas entre los años 20, cuando aún era el Heraldo de Madrid, hasta el cierre. Algunas se publicaban y otras no».
Así, el material—del que se hizo una primera catalogación y digitalización a principios de los 2000— contiene carpetas como «incendios» o «pavimentación», además de personajes relevantes. Todas las fotografías están impresas, no hay negativos. Están metidas en una sala del edificio que sus dueños mantienen oscura y sin poner la calefacción, para no estreopearlas. Y son periodísticas, no artísticas. Hay sucesos (incendio en Las Ventas, muerte de niños en la zona antiguamente conocida como la China…) y documentación del día a día en la ciudad: de la construcción del scalextric de Nuevos Ministerios, de la Gran Vía y de diversas pavimentaciones de calles.
Lo interesante para los propietarios del archivo, esos antiguos redactores ahora constituidos como Fundación Diario Madrid, está detrás de cada imagen: aparece la fecha, la descripción del evento y la firma del fotógrafo. En ocasiones, también la indicación de cómo debía publicarse en el periódico (a tres columnas, a página completa).
Esa información no está incluida en la primera catalogación que se hizo. Solo se puede ver en cada fotografía física. Fue una cuestión de costes. «Costó un dineral», reconoce José Vicente de Juan, el vicepresidente de la fundación. «Tomamos la decisión de hacerlo y trajimos a un equipo de gente dirigido por dos profesionales que estuvo dos años con ello. Y llegó un momento en el que dijimos: esto hay que acabarlo, no podemos seguir pagando todos los meses». En aquel momento, explican, la digitalización se hacía foto a foto; hoy, hay máquinas que digitalizan más rápido. El archivo digital está en un disco duro catalogado por carpetas y permite hacer búsquedas básicas.
Algunas imágenes están publicadas en la web de la fundación y se han hecho varias exposiciones, centradas en Madrid, con ellas (proceso que implica una gran labor de selección, además de un nuevo tratamiento de la imagen para poder imprimirla a mayor resolución). Un siguiente paso sería revisar las imágenes de nuevo e incluir más información sobre ellas en su versión digital (¿quién aparece? ¿Qué calle es?), además de digitalizarlas a mejor calidad. Pero su prioridad ahora está en «poner en valor ese archivo», dicen. «Nos encantaría ofrecer todo el contenido que hay aquí, que nos parece apasionante, para que historiadores y periodistas pudieran acceder a él. Lo puedes abrir al público general con ciertas normas. Lo ideal sería que en este edificio, que es enorme, habilitáramos una zona para ello. Poner armarios especiales para guardar las fotografías y un ordenador, para que la gente pudiera acceder con cuidado».
El proyecto, muy en ciernes, se hará en colaboración con las nuevas inquilinas del edificio, las empresarias María Álvarez y Elena García. Hasta el año 2021, la Fundación —que ocupa un trozo de la segunda planta— se lo tenía alquilado al IED, una escuela de diseño. Álvarez y García entraron después, lo reformaron y crearon el Laboratorio de Periodismo Larra, un espacio cultural en el que organizan eventos.
En ese contexto, abrir el archivo encaja con el nuevo espíritu del edificio. «Entre los muchos proyectos que tenemos», dice Álvarez, «uno es sacar ese archivo y que esté acesible, ojalá digitalmente». La empresaria recuerda que el Larra es, junto al Palacio de la Prensa de Callao, uno de los dos edificios emblemáticos del periodismo en Madrid y el único de ambos que además tenía rotativas. La reforma que llevaron a cabo, cuyos detalles están en el libro Larra 14 pendiente de publicación, ha recuperado la «amplitud, luz y continuidad» de la sala de rotativas, que en 1991 fue «degradada a espacio de aparcamiento».
Articulo publicado en El Periódico de España
Nota: Este archivo incluye cerca de 180.000 imágenes pertenecientes, primero al Heraldo de Madrid y después al Diario Madrid. Como esclarecimiento, diremos que El Heraldo de Madrid se publicó entre el 29 de octubre de 1890 y el 27 de marzo de 1939 mientras que el Diario Madrid se editó entre 1939 y 1971. Las primeras imágenes de las que se compone el archivo fotográfico están datadas en los años 20 del siglo pasado mientras que las últimas son del 25 de noviembre de 1971, fecha en la que el periódico fue cerrado por orden del Régimen.
El archivo está digitalizado en su totalidad y se puede acceder a su contenido contactando con la Fundación Diario Madrid en info@diariomadrid.net o en el teléfono 91 594 48 21